miércoles, 8 de julio de 2009

El futuro ahora: las guerras por el agua.


Esta fue la última de mis colaboraciones con la revista digital del Canal 22, Sextante. La hice en 2007. Aun no nos cortaban el agua cada fin de semana. Si lo tuviera que hacer hoy, el contenido sería distinto, mucho más cercano y real.
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En el año 2030, 2 de cada 3 personas en el mundo no tendrá acceso al agua1. Es imposible imaginar cómo sería un mundo así, de la misma forma que hoy nos es difícil pensar que sólo en la República Mexicana existen millones de personas que no cuentan con acceso al vital líquido, por el cual tienen que viajar enormes distancias o pagar exorbitantes sumas. Sólo en el Distrito Federal, aproximadamente el 40% del agua potable se desperdicia en fugas y termina contaminada en calles y tuberías rotas, sin nunca haber servido a los seres vivos.

Esta insuficiencia, o inexistencia del servicio en cientos de comunidades a lo largo de México, ha creado un escenario ideal para conflictos entre pueblos por el control del agua. Pequeños ríos se convierten en motivo de discordia entre comunidades enteras que ven en la corriente su modo de supervivencia y el único camino para mantener su actividad comercial: la agricultura.

Apenas en 2004 se registró en el municipio de Pihuamo, Jalisco, un enfrentamiento entre ejidatarios por el control de un pequeño río, fuente de vida y cosecha que causó dos muertos, lo que no detendría el desarrollo futuro del conflicto, tal vez absurdo para quienes contamos diariamente con el servicio, pero no para aquellos que saben lo que cuesta, en esfuerzo y dinero, conseguir agua para sobrevivir.

Pihuamo, como muchos otros pueblos a lo largo del mundo, solía ser una comunidad pacífica, incluso se llegó a tildar de idílica, en la que alguna vez el Dr. Atl proyectaría la fundación de Olinka, una ciudad poblada de sabios y artistas, un olimpo del conocimiento y paz entre individuos; sin embargo hoy esa paz se ve truncada por los latentes conflictos armados que se dan entre comunidades, una historia que se repite a lo largo de Latinoamérica, África y Asia… mayoritariamente en países en desarrollo, en donde la distribución del líquido más importante para la vida se da a partir de dudosos estándares y prioridades.

El prestigioso geógrafo norteamericano Aarón Wolf, cuestiona la viabilidad de una verdadera guerra cuyo móvil principal fuera la tenencia y pertenencia legítima del preciado líquido porque “no tienen sentido. Luchando con el vecino no se incrementan las reservas de agua, a menos que uno pueda apoderarse de la cuenca hidrográfica del otro y despoblarla sin correr el riesgo de terribles represalias”.2

Sin embargo, el escenario que para Wolf es improcedente, se desarrolla en este mismo momento y lo ha estado, al menos desde hace 4 años, al este del continente africano en Darfur, Sudán, en un conflicto entre las etnias Janjaweed y Fur que le ha costado la vida al menos a 200 mil personas y ha desplazado casi a 2 millones3. Desde 2003 esta disputa ha sido excusa para uno de los mayores genocidios que registre la historia. La ONU reporta que el origen del enfrentamiento son los limitados recursos acuíferos con los que cuenta el desértico país. No es hasta ahora que se ha descubierto un lago subterráneo de aproximadamente 30,000 km en proceso de desecación4, que se puede entrever una solución a este conflicto que ha llamado la atención internacional por su crudeza e injusticia. Los Fur, una etnia que ha sido sistemáticamente vejada y exterminada por los Janjaweed no cuenta con el apoyo logístico y armamentista del que gozan sus victimarios.

El hecho antes descrito invalida la disertación de Wolf, quien también afirma que más convenios se han firmado en relación a la distribución del agua que conflictos armados provocados, lo cual es cierto, dado el número de acuerdos ratificados en fechas recientes en comparación a las hostilidades, de proporciones militares, de las que se tiene conocimiento.

Por ejemplo, en 1993, Israel y Jordania firmaron uno de los pactos más importantes de los que se tengan cuenta en materia de paz. El acuerdo, cuyas negociaciones duraron más de dos años y necesitaron la intervención de países neutrales para su consecución, incluía en sus estatutos la distribución equitativa de los recursos del río Jordan y Yarmuk, así como las aguas subterráneas de la Aravá/Arabá. Israel pactó transferir a Jordania 50 millones de metros cúbicos de agua anualmente desde el norte del país y cooperar con él para desarrollar los recursos hídricos de ambos e impedir su desperdicio.5

Sin duda este acuerdo fue un parte aguas que sentó un precedente internacional para la resolución de conflictos similares entre naciones; sin embargo, es de llamar la atención que la distribución de un líquido abundante fue motivo de negociaciones diplomáticas intensas y extensas, ¿qué se puede esperar de la inexistencia de dicho líquido en el mundo?

Aparentemente la problemática ha cambiado en las últimas décadas. Transitó de, con qué infraestructura abasteceremos de agua a los pueblos, a con qué agua abasteceremos a los pueblos.

En el siglo XXI cada vez es más común que los recursos acuíferos pertenecientes a las altas montañas o a los mantos freáticos sean desviados para abastecer primordialmente a los grandes centros urbanos, porque concentran altos porcentajes de habitantes, como la Ciudad de México, que aloja al 29%6 de la población total del país en apenas 130 de 187, 938 localidades totales con que cuenta la República7.

No es difícil entonces prever el tipo de escenario que enfrentan dichas metrópolis, a las que la gente del campo se desplaza. Lonnie Thompson, investigador de la Universidad Estatal de Ohio pregunta, “¿qué creen que pasará cuando toda esa gente llegue a tratar de habitar los lugares en donde ya habitan miles?”8. Probablemente se intensificarán todos los conflictos sociales a causa de la inequidad, inseguridad, insuficiencia de servicios, sólo por nombrar algunos; un futuro apocalíptica para el cual difícilmente estamos preparado.

En lo que se refiere México, existen datos que llaman la atención por cómo afronta el Estado los conflictos por el agua, por ejemplo, la mínima participación gubernamental como mediadora en las disputas comunales, la frustración de los pueblos ante la burocracia estatal, o el agotamiento y poca respuesta de los recursos institucionales disponibles9, lo cual concluye, o al menos lo hizo en la mayoría de los casos registrados entre 1992 y 200210, en situaciones violentas entre pueblos, así como bloqueos, marchas y tomas institucionales que afectan el funcionamiento de diversas ciudades.

El 49% de los conflictos relativos al agua en México se dan en su capital: la Ciudad de México11, que a pesar de ser una de las entidades con mayor abastecimiento e infraestructura para proveer de líquido a sus millones de habitantes, incuba uno de los mayores conflictos sociales del país.

Iztapalapa esta habitada por un 1, 771, 673 habitantes, distribuidos en un territorio de 117 km2 (12); es la delegación más poblada del Distrito Federal13. El problema de desabasto y la muy cuestionable calidad del agua en esta zona, ha originado cientos de notas periodísticas alrededor del mundo en las que se denuncia la ineficacia que el gobierno de la ciudad ha manifestado en esta materia durante años.

El abasto de esta delegación depende de los tanques del Cerro de la Estrella, La Caldera y Xaltepec cuyas estructuras son difíciles de manejar por ser demasiado antiguas y por tanto no soportar el voltaje necesario para hacer funcionar una red tan amplia como la que se requiere.

Hasta hace unos meses existían en Iztapalapa colonias que habían permanecido sin afectaciones en este respecto, mismas que gozaban del abasto normal del líquido; recientemente esto dejó de ser así y miles pasaron a unirse a las estadísticas y a las rondas diarias de pipas que distribuyen agua inequitativamente, como refieren las denuncias de corrupción y manejo de influencias que no se han hecho esperar. Los habitantes, desesperados, han amenazado con tomar acciones mas allá de la institucionalidad para recibir una respuesta que hasta ahora no ha llegado.

Existen casos de colonos que tienen un año sin abasto regular de agua, lo que ha desgastado la calidad de vida propia y de sus familias. Con los ánimos y la paciencia totalmente agotados, los conflictos entre vecinos son ahora cosa de todos los días. Discusiones constantes, peleas al momento de la ronda de abastecimiento, e incluso enfrentamientos físicos han resultado de esta situación.

Es fácil para los habitantes sentenciar al culpable de su actual circunstancia; para ellos el acusado número uno es el gobierno, el cual pareciera no escuchar o no considerar importante que casi dos millones de ciudadanos no cuenten con un servicio elemental para la vida.

Las políticas publicas aplicadas para este tipo de problemas han sido evidentemente insuficientes, dada la situación antes descrita y el prolongado periodo en el que se ha desarrollado, sin una intervención significativa de alguna instancia gubernamental, pero valdría la pena evaluar cuáles son las razones por las que un gobierno que cuenta con el recurso para distribuir, no logra organizarse y destinar fondos correctamente para resolver un conflicto tan complejo.

El Instituto Nacional de Ecología plantea en estudios recientes, que para que una política pública logre su cometido, debe hacer un análisis del conflicto que incluya las reacciones de la población ante las acciones públicas, lo cual constituye parte de un análisis de factibilidad.14 Para lograr esto, sociedad y gobierno deben ser uno cuando se trata de resolución de padecimientos colectivos. Con este objetivo se crearon a finales de los años 90, los Consejos de Cuenca, foros institucionales en donde la sociedad dialogara con el gobierno para encontrar juntos soluciones a los problemas de las comunidades. Pero, ¿son estos diálogos viables, una vez que se ha sobrepasado la tolerancia de una colectividad?, el punto de partida en dicho contexto será muy difícil para un gobierno de por sí lento cuando se trata de actuar.

El problema que conlleva la falta de agua, ya sea por la insuficiente infraestructura o por la escasez de la misma, crea sin duda, a largo plazo, conflictos de mayor o menor escala.

El Instituto del Pacífico para los Estudios sobre Desarrollo, Ambiente y Seguridad con base en California, ha documentado hasta la fecha más de 160 enfrentamientos violentos que datan desde el año 3000 a. d. C. 15. Cabe resaltar que los datos no sólo incluyen pugnas en países en desarrollo, como se esperaría en un primer acercamiento. En naciones desarrolladas, como los Estados Unidos, también se dan, cada vez con más frecuencia, conflictos relacionados a la obtención de agua, usualmente para riego, en tierras desérticas o en donde el líquido se extrae de pozos cada vez más profundos, a los que, eventualmente, será imposible alcanzar pues los costos de extracción resultarán, a mediano plazo, tan elevados que su costeo será inviable.

Las secuelas que miles sufren hoy por no tener agua, no son ni remotamente comparables a las consecuencias que podríamos estar viendo en apenas unos años, pues al hacerse más escaso el líquido, cualquier conflicto se encarnizará hasta volverse incontrolable.

Términos como “escasez de alimentos”, “refugiados ambientales”, “desplazamiento masivo”, y “sequía” cada vez están más relacionados con el mismo problema elemental: la distribución del agua en todo el mundo. Las acciones que de manera sistemática los gobiernos adopten para garantizar la distribución de lo elemental para la vida a sus poblaciones y más importante, para garantizar la preservación y conservación de dichos recursos, parece sin duda infinitamente complejo, pero no imposible.

En tiempos desesperados se deben aplicar medidas no desesperadas, sino planeadas y justas, para todos. La irresponsabilidad y la negación de una emergencia global, no puede, o al menos no debe continuar. Dadas las condiciones de los conflictos actuales, es difícil mirar objetivamente a futuro y ver “con cabeza fría” un problema que puede determinar nuestra sobrevivencia, pero tal vez no haya otro camino que una toma de conciencia personal, promovida por sociedad y gobierno y sustentada por acciones congruentes por ambas partes.


Para mayor información sobre el agua y su peligro latente en México, consulta:
www.agua.unam.mx
HYPERLINK "http://www.cna.gob.mx" www.cna.gob.mx
www.imacmexico.org

Para mayor información sobre el agua y su peligro latente en todo el mundo, consulta:
HYPERLINK "http://www.worldwater.org" www.worldwater.org
www.pacinst.org

Fuentes:

La Crónica de Hoy. ( 31 de diciembre 2005) El DF desperdicia 40 por ciento del agua que llega por fugas. Obtenido el 27 de agosto de 2007 en: HYPERLINK "http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=218651" http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=218651
2. El Correo UNESCO. La improbable guerra del agua. Amy
Otchet. Obtenido el 26 de agosto de 2007 en: HYPERLINK "http://www.unesco.org/courier/2001_10/sp/doss01.htm" http://www.unesco.org/courier/2001_10/sp/doss01.htm
USA Today. (29 de noviembre 2006) Debate over Darfur death toll intensifies. Obtenido el 25 de agosto de 2007 en:
HYPERLINK "http://www.usatoday.com/news/world/2006-11-29-darfur_x.htm" http://www.usatoday.com/news/world/2006-11-29-darfur_x.htm
REUTERS. (28 de julio 2007) Underground lake may bring Darfur peace: scientist. Tanzina Vega. Obtenido el 25 de agosto de 2007 en: http://www.reuters.com/article/worldNews/idUSN1830279020070718
5. El Correo UNESCO. El agua que apaga el fuego. Amy
Otchet. Obtenido el 26 de agosto de 2007 en: HYPERLINK "http://www.unesco.org/courier/2001_10/sp/doss03.htm" http://www.unesco.org/courier/2001_10/sp/doss03.htm
SEMARNAT. Comisión Nacional del Agua. Estadísticas del Agua en México, edición 2007. Pág. 13. Obtenido el 27 de agosto de 2007 en: HYPERLINK "http://www.cna.gob.mx/eCNA/Espaniol/Directorio/Default.aspx" http://www.cna.gob.mx/eCNA/Espaniol/Directorio/Default.aspx
Ibid, Pág, 12
8. Washington Post. (20 agosto 2007) Warming Will Exacerbate Global Water Conflicts. Doug Struck. Obtenido el 28 de agosto 2007 en: HYPERLINK "http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2007/08/19/AR2007081900967_pf.html" http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2007/08/19/AR2007081900967_pf.html

9. SEMARNAT, Instituto Nacional de Ecología. Los Conflictos por Agua en México. (2005) Jaime Sainz Santamaría, Mariana Becerra Pérez. Obtenido el 26 de agosto de 2007 en: www.ine.gob.mx/dgipea/download/conf_agua_mex.pdf
10. Ibid, Pág. 2
11. Ibid, Pág. 3
12. Iztapalapa, el corazón de la metrópoli.(2007) Población. Obtenido el 29 de agosto de 2007 en: http://www.iztapalapa.gob.mx/htm/0103020000_2005.html
13. Iztapalapa, el corazón de la metrópoli.(2007) Demografía. Obtenido el 29 de agosto de 2007 en:
HYPERLINK "http://www.iztapalapa.gob.mx/htm/0102020000_2005.html" http://www.iztapalapa.gob.mx/htm/0102020000_2005.html
14. Sainz Santamaría, Becerra Pérez. Op cit, Pág. 7
15. The Pacific Institute for Studies in Development, Enviroment, and Security. Water Conflict Chronology. (12 de octubre de 2006) Dr. Peter H. Gleick. Obtenido el 23 de agosto 2007 en: http://www.worldwater.org/conflictchronology.html

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