miércoles, 8 de julio de 2009

Una muestra de mi odio a Loret

Expresiones como “Popocateeeeepetl” o “Chulada de imagen!”, aunadas a un lapicito Bic conté repiqueteando sobre hojas blancas, las nada tímidas carcajadas y el rizado cabello caracterizan su aparición diaria en televisión. Carlos Loret de Mola se ha convertido, en el transcurso de los primeros años de este siglo, en la nueva estrella joven del periodismo mexicano.

Hijo de Rafael Loret de Mola, reconocido periodista y escritor, y nieto de Carlos Loret de Mola Mediz, periodista, político, y gobernador de Yucatán de 1970 a 1976, Carlos Loret logró dar el paso entre el periodismo radial a la titularidad de su noticiero, primero noticias (1:N) en tiempo record.

Los momentos más interesantes de su programa en televisión y su transmisión en radio son aquellos en donde se presenta como entrevistador aguerrido, aunque a veces reiterativo y superficial. No obstante, sus comentarios irónicos son siempre burlescos y le transmiten al entrevistado mucho del hartazgo del público general por la falsedad de las instituciones y la imbecilidad de sus líderes y protagonistas.

En abril de este año, Carlos Loret le hizo una entrevista a Andrés Manuel López Obrador. Después de las “elecciones” del PRD y ante un escándalo que, una vez más, ponía en tela de juicio, y en peligro –si es eso posible-, la integridad de un partido político; Parecía el momento perfecto para regresar al ex candidato presidencial, y autoproclamado presidente legitimo, a la pantalla chica.

Durante la entrevista, el periodista fue una y otra vez a los puntos álgidos que, como todos sabemos, ningún político en México va a responder, nunca. AMLO no reconoció una sola cuestión, solo espetó monosílabos acusando a Loret y a Televisa de no ponerle la suficiente atención a los temas importantes, para él, y en el tiempo que él consideraba adecuado. Pero más allá de la particularidad de ésta entrevista, que después se tildaría de “emboscada” –aunque al final de la misma AMLO le reconociera a Loret que “Estuvo muy buena”-, se puede identificar un estilo que evidentemente resulta muy atractivo para el público.

No es que no tengamos analistas políticos o grandes entrevistadores que rasquen los “cochineros” y confronten a sus protagonistas, pero es Loret quien lo hace de la forma cínica que logra atrapar la atención de los espectadores. Es decir, difícilmente nos vamos a topar con un argumento contundente sino solo con la exposición de una realidad ya conocida por muchos y sospechada por los demás. O sea, no sabemos bien el trasfondo de cada cosa, y no pretendemos averiguarlo, pero los hechos apuntan a que el PRD y todos los partidos políticos son una farsa. Argumentarlo sería muy largo, necesitaría mucha investigación y una capacidad de recopilación –y redacción- de noticias que la televisora aun no aprende a capitalizar al limitarse a repetir los cables más espectaculares de las grandes agencias y utilizar un set de noticias nacionales a lo largo de todos sus noticieros que no hacen mucho por dar un panorama general de noticias a quien observa.

Probablemente Carlos Loret de Mola sería más prolífico, y más inteligente, en un medio menos dado a los vicios que ha adquirido en sus, relativamente, pocos años al aire, mismos que se manifiestan en la sosería evidente de sus colaboradores, como Joana Vega-Biestro –espectáculos, porque los noticieros en México deben tener una sección de espectáculos-, Martha Guzmán –“pasadita de la media”, el reporte del tiempo con gráficos powerpointescos y notitas chistosas al final- o Mauricio Clark –¿Dónde esta Clark?, patiño alburero, constantemente humillado por todos sus compañeros-, quienes invaden una parte considerable de los espacios en pantalla con chistes, chismes e intervenciones fuera de lugar, en cualquier lugar.

Ya despojado de los anteriores desperfectos, probablemente los intentos que hace Loret por dialogar con el público a través de formatos digitales –“el blog”, primero tu imagen, el noticiero dentro del noticiero- resultarían más congruentes, más útiles para su labor periodística y más serios, aunque sin restarle la jovialidad que lo caracteriza. Por ahora, me atrevo a comparar a Loret con Anderson Cooper, periodista jóven y también una creciente estrella en EE.UU., quien introdujo los formatos tipo iReport –original de CNN en donde los espectadores captan eventos relevantes en sus teléfonos celulares- pero con giros divertidos o sorprendentes a su noticiero nocturno “360”. La mezcla de información nacional, internacional, entrevista inteligente y momentos relajados –aparte del atractivo del titular- han servido para aumentar su popularidad –y audiencia- hasta números nunca considerados a un principio de su carrera en televisión, mismo caso de Loret que no tiene comparación o competencia real en su horario.

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