De la misma serie para en Canal 22, y en el mismo tenor que el texto anterior me encontré este otro sobre Guillermo Arriaga, que lo escribí para un proyecto que se llamaba Galería de Cine Mexicano, ahora recuerdo que el de Vicente Leñero también era para eso.
Al final hablo del Búfalo de la Noche, que aun no había visto. Luego me tocó, por azares del destino estar en la premier, sentada a un lado de la abuelita de Arriaga, y ni cómo decir que era malísima. La nueva no la he visto.
“Una película de…”
El cuestionamiento sobre la autoría de una obra cinematográfica parece haber tomado por sorpresa a los incautos que un día de abril se encontraron con parabuses que mostraban la portada de una conocida revista chilanga; la fotografía de Guillermo Arriaga y Alejandro González Iñárritu aparecía dramáticamente desgarrada por el medio, haciendo una metáfora muy poco metafórica de la muy pública separación del duo promesa del cine mexicano.
Con 3 películas exitosas parecía insólito que una pareja tan prolífica y tan aparentemente compatible rompiera de forma tan aparatosa. Sin embargo algunos auguraron el desenlace cuando al final de Babel se leía “Historia de Alejandro González Iñarritu y Guillermo Arriaga”, toda una afrenta.
Más allá de los detalles personales y la toma de bandos que siguó al divorcio, lo que se lee más importante es la naciente conciencia que esta discusión provoca. Qué papel juega el guionista en la creación de una cinta y qué lugar se le debe dar en un universo cinematográfico que parece desdeñar a aquel que, a través de su pericia, conocimiento y visión única le permite al director, fotógrafo, director de arte y demás cientos de imprescindibles elementos, conformar una obra visual.
Para entender esto es necesario introducirnos a la labor del que es, según Vicente Leñero, el mejor guionista de México, un hombre que a través de su obra literaria ha puesto sobre la mesa una cuestión tan convenientemente ignorada como la es el rol del escritor en la creación cinematográfica.
Retorno 201
Guillermo Arriaga Jordan nace en la Ciudad de México un 13 de marzo de 1958, crece en la Unidad Modelo, ubicada en Iztapalapa, antiguo barrio bravo de la ciudad del que extrajo las experiencias que vivió de los ocho a los 19 años para convertirlas en imágenes pertenecientes a tres de las películas mexicanas más exitosas de todos los tiempos: Amores Perros, 21 Gramos y Babel.
Su perro Cofi, las peleas de perros a las que los vecinos lo sometían, el ambiente decadente y las escenas de violencia presenciadas en los insondables callejones alrededor de su calle, Retorno 201, son solo una parte de su vida transladada a guiones cinematográficos.
Al presentar sus cartas expone: Soy hijo de Carlos y Amelia, esposo de Maru, padre de Santiago y Mariana, como queriendo dejar claro que ante todo es un hombre de familia que no rechaza su origen a pesar de ser la celebridad que reconocemos recibiendo palmas en los festivales internacionales más prestigiosos.
Un dulce olor a muerte
Un cazador que escribe, Guillermo Arriaga cuenta que desde pequeño su padre no faltó un solo fin de semana en llevarlos a los esperados días de campo. Es en estas tardes familiares en las que desarrolla el amor por la naturaleza, nacido solamente, según sus propias palabras, a través de la noción de muerte. Para este reputado guionista no puede existir un sentido de pertenencia cuando no se conoce vívidamente la distinción entre vida y muerte.
Él la adquirió a través de la cacería, actividad a la que considera el último gran rito de la humanidad, sin el cual el hombre se convierte en un producto domesticado e inválido, escindido de su entorno y de sí mismo.
Resulta inevitable reconocer estas ideas en su trabajo cinematográfico pues sus protagonistas, siempre inmersos en situaciones límite, citan constantemente las grandes obsesiones de Arriaga, el amor y la muerte. Todos motivados por el deseo vísceral y primitivo de pertenecer y ser amados, los protagonistas recorren caminos dantescos que los guían hacia una dudosa pero eventual redención.
Se puede afirmar que algunas de las constantes en su trabajo son, por un lado, la contextualización verosímil y familiar que se hace en cada creación, y su translado a la pantalla a través de la participación cercana e íntima en los procesos de preproducción; por otro lado, se identifica en Arriaga el manejo de deseos, metas y motivaciones recurrentes e inherentes al ser humano, lo cual le da a sus personajes un carácter de universalidad que crea una profunda identificación con los públicos de países con culturas y tradiciones discordantes.
El búfalo de la noche
Guillermo Arriaga dice nunca trabajar en más de una obra a la vez. Un obseso del lenguaje como se autonombra, utiliza horarios nocturnos para crear los universos que hemos disfrutado en las numerosas adaptaciones a la pantalla que de su trabajo ha hecho.
Un dulce olor a muerte fue la primer novela de Arriaga que se transladó al cine. El autor no interviene en ningún momento durante la producción y deja en manos del equipo la tarea de preproducción, scouting y casting. El resultado es evidente, su construcción estética es desmantelada pasando de ser una expresión de la decadencia social del México provinciano a una oda al paisajismo deslavada de toda crítica posible.
Es por esto que el afamado guionista decide que en todas sus participaciones futuras deberán existir relaciones de intervención cercana con el director o cualquier elemento de producción que injiera en la toma de decisiones tan importantes, y frecuentemente tan ignoradas como la elección de locaciones o la selección de actores.
Es de esta forma que nace Amores Perros, 21 Gramos y Babel, cintas realizadas hombro con hombro con el director Alejandro González Iñarritu y en las que Arriaga funge no solo como guionista sino también como productor asociado.
Amores Perros se estrena en el 2000 y el éxito no se deja esperar. Es aclamada por la crítica mundial y es un éxito en taquilla, proyecta a la fama a todo el equipo detrás de ella, incluyendo al hoy productor y dueño, junto con Diego Luna, de Canana -una de las productoras independientes más activas del país- Gael García Bernal. Así mismo gana una mención honorífica en el Festival de Cannes.
Escuadrón Guillotina
No hace falta decir que Amores Perros marcó un antes y un después en la carrera de Guillermo Arriaga. A partir del estreno de esta laureada cinta, comienza un camino sin retorno que lo llevará a tener el tan esperado status de respetadísimo –teóricamente- guionista por el que siempre había luchado. Sin embargo, a pesar del reconocimiento y de su innegable influencia en el éxito de los filmes que nacen de su trabajo como escritor, Arriaga aun tenía que pelear la autoría de su propio trabajo.
Yo creo que hay que reconsiderar y replantear la autoría de una obra cinematográfica, porque la palabra autor va al origen de donde surge algo, es autor Shakespeare de la obra de teatro, es autor Wagner de tal sinfonía, (...) ¿Por qué en el cine le otorgan a un interpretador como es el director, la única autoría de la obra?
Por eso hago la distinción entre guionista y escritor de cine Guionista es el que hace una función de oficio para traducir las necesidades de un director y un productor para hacer una obra, ese es un guionista de cine, es decir crea una guía. Pero también hay un escritor de cine que pone un mundo interior, que pone una construcción de lenguaje, que pone una construcción estructural, que compone una visión ética y estética. Yo invito a que se vean las trayectorias, invito a que se vea la trayectoria de mi trabajo desde que tenia 18 años y que vean cuales son mis preocupaciones estilísticas y éticas en relación por ejemplo a quien ha dirigido mi obra, de dónde viene cada uno y veremos de quién es la autoría de cada qué. Hay que ver los genes, (…), de dónde son los genes, a quién le pertenecen, de quién son las preocupaciones vitales, de quién es el mundo.
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Guillermo Arriaga produjo en el 2006 la película El Bufalo de la noche, misma que fue estrenada con éxito en el festival de Sundance en su edición 2007. Actuada por Diego Luna, Camila Sodi y Verónica Langer, entre otros, y dirigida por el venezolano Jorge Hernández Aldana, fue nominada en la categoría de Mejor Director en Cine Dramático Extranjero en el mismo festival realizado anualmente en Utah, EEUU.
Nominado al Oscar, a los Globos de Oro, a los premios BAFTA del Reino Unido y a los prestigiosos premios que el Writers Guild of America entrega cada año, Arriaga ha acumulado en su haber no solo el honor de ser considerado, sino también preseas como palmas al mejor guión por Los tres Entierros de Melquiades Estrada en el Festival de Cannes, mejor guión por Amores Perros en el Montréál Festival of New Cinema y por la misma película en la Mostra de Cinema Llatinoamericà de Lleida.1
1. Fuente IMDB
miércoles, 8 de julio de 2009
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